Y por lo mismo, hoy en día se hace más necesario que nunca buscar momentos de paz y espacios de silencio para estar con uno mismo.
Sin embargo, la meditación aún está estereotipada en que es sólo para personas que son espirituales, calmas, tranquilas. Muchos pacientes me comentan que no se imaginan meditando por ser personas muy ansiosas, que su mente no para, que las veces que lo han intentado no se logran “concentrar”, “conectar”, que no les funciona…y creo que es importante aclarar que todos tenemos una mente MUY activa, unos más que otros claramente, sin embargo…por eso mismo necesitamos meditar.
Escáneres cerebrales de varios estudios, muestran que ocho semanas de meditación bastan para disminuir la actividad de una región clave del cerebro: la amígdala. La amígdala es nuestro detector de potenciales peligros, y se encarga de escanear el entorno en busca de ellos. Al detectar uno, se encarga de favorecer nuestra respuesta de lucha o huida, liberando hormonas del estrés: adrenalina y el cortisol, que mantienen nuestra mente en estado de alerta, lo que dificulta concentrarnos en otra cosa que no sea eso.
Por mi parte, que llevo realizando esta práctica durante un par de años, puedo decir que la meditación puede llegar a mucho más de lo que la mayoría piensa y/o dice normalmente. Así que, aunque parece difícil, la práctica hace al maestro. Meditar nos hace conectarnos más con el momento presente, en atención plena durante el día, ayudándonos a estar más tranquilas, más calmas y más descansadas también.
La meditación es una práctica que TODOS necesitamos, no es para cierto tipo de personas; gente más tranquila y “estable”, es la persona “adecuada” y tiene las capacidades para meditar, para nada, es una práctica y sólo se logra haciéndolo.
Por eso ahora te cuento mis 3 principales razones para enamorarse de la meditación:
Quiero invitarte a que con todo lo que está pasando hoy día, el encierro, la falta de libertad, tenemos esta oportunidad de reencontrarnos con nosotras mismas, a conectarnos con espacios nuevos de paz y de autoconocimiento. Regálate estos espacios, hay tantas formas diferentes que podemos experimentar, hay técnicas de respiración, mindfulness, mantras, bailar, poner música.
Al principio puede que sientas que estás incómoda, que no te resulta, que no logras conectar…pero no importa, la idea de la meditación al final es sentarte a estar contigo misma, es un proceso, y este proceso no es lineal. Habrán días que sientes que “resulta”, que conectas, y luego otros no tanto, y así, es cambiante.
Entonces, si estás meditando y sientes que no te resulta, el logro está en cuantas veces vuelvo a hacerlo, sin expectativas, sin juicios, en cuantas veces durante la meditación me desconcentro pero luego soy capaz de volver a tomar consciencia de mis pensamientos y vuelvo a mí, al momento presente.
La meditación no busca lograr, no busca exigir ni obligar a llegar a determinado punto, no tiene un fin…simplemente darnos esos espacios para conectar y estar con nosotras mismas, regalarnos un espacio de calma, entrar en nuestra esencia, encontrarnos con aquietar la mente, e ir observando como un testigo nuestros pensamientos, sin juzgar, sin cuestionar, entendiendo que nosotras NO somos nuestros pensamientos. Así podemos mirarnos desde afuera, mirar nuestros pensamientos y aprender paso a paso a dejar de identificarse con la mente.
Te recomiendo elegir un lugar de tu casa en el que puedas crear tu propio espacio de paz, y confianza para meditar. Destina un tiempo determinado, pueden ser 5 a 10 minutos para comenzar, y no te pares hasta que ese tiempo pase. Te recomiendo además tener un/a profe que te guíe, sobre todo al principio, ya que es fácil caer en el engreimiento o soberbia personal; trampas del ego, que es todo lo opuesto a la verdadera meditación. Y como todo en la vida, cultiva la intención, la actitud y la constancia.
Meditar es un ritual y un espacio necesario para ayudar a cultivar el amor propio, a auto-regular y auto-gestionar nuestras emociones, a darnos esos espacios que nuestra mente necesita de tranquilidad, de bajar la intensidad de nuestros pensamientos y que se van a dar cuenta que el cuerpo y mente agradecen, porque descansan, lo que también contribuye a tener más energía, a cultivar nuestro potencial.
Espero que te haya gustado esta información, yo feliz de resolver cualquier otra duda sobre la práctica.
Un abrazo!
Jo.